Los niños que nacen con un paladar hendido (velar o velo-paladar) deben tener un seguimiento otológico precoz y regular.
El oído se compone de varias partes:
El oído medio funciona como un amplificador y un sistema de transmisión de sonido.
El oído interno va a transformar el sonido (onda mecánica) en una señal eléctrica, transmitida por el nervio auditivo hasta las zonas centrales de la audición (cerebro).
El oído medio es una cavidad rellena de aire. Esta aireación se lleva a cabo con la trompa de Eustaquio y es esencial para equilibrar ambos lados del tímpano, lo que permite una buena transmisión de los sonidos del oído externo hacia el oído interno.
El sistema de ventilación no es inerte sino un sistema dinámico.
De hecho, la mucosa del oído medio proporciona un intercambio permanente de gases que normalmente conduce a una disminución constante da la presión en las cavidades del oído medio: “consume” aire y la función principal de la trompa de Eustaquio es restaurar el equilibrio entre la presión externa (atmosférica) y la presión del oído medio.
La trompa de Eustaquio es un conducto cartilaginoso que se extiende desde la parte posterior de las fosas nasales (cavum, zona de las vegetaciones) hasta la caja timpánica. Este conducto se abre gracias a la contracción de los músculos: el tensor y elevador del velo del paladar. Estos músculos generalmente se contraen, especialmente durante la deglución y el bostezo. El paladar hendido se produce muy temprano en la vida fetal (sexta semana de embarazo) y por lo tanto causará anomalías en la estructura cartilaginosa, la forma y la orientación de la trompa de Eustaquio. La inserción y la fusión de los músculos del velo del paladar también se modifican. Desde el nacimiento, este mal funcionamiento causará una falta de aireación del oído medio y generará una presión negativa “detrás” del tímpano que causará la aparición de líquido: otitis serosa.
Este derrame no es una infección, sino una inflamación que generalmente es indolora y no causa fiebre.
La otitis serosa tiene tres consecuencias posibles:
Una atenuación de la transmisión de los sonidos y, por lo tanto, una disminución de la audición, que puede afectar al aprendizaje, y en particular el lenguaje. Infecciones secundarias, es decir, otitis media aguda.
La segunda consecuencia de esta disminución de la presión es una “aspiración” del tímpano que se deformará, retraerá o perforará progresivamente. Estas complicaciones en el tímpano de la otitis serosa y la presión negativa generalmente ocurren después de varios meses o años de evolución.
Los tímpanos tienen que revisarse regularmente bajo microscopio por un Otorrino.
La evaluación de la audición es posible a cualquier edad con pruebas adaptadas a la edad del niño.
El tratamiento puede ser médico o quirúrgico. Los niños que nacen con paladar hendido, casi siempre tienen inicialmente una salida de líquido espeso y son resistentes al tratamiento médico. Por lo tanto, el tratamiento quirúrgico se propone desde un principio y consiste en colocar “drenajes trans timpánicos” también llamados “diábolos”.
Estos drenajes se colocan durante la anestesia general prevista para la cirugía del paladar. Existen varios tipos de drenajes y difieren en su tamaño, material y duración de mantenimiento.
Nosotros preferimos inicialmente colocar drenajes de corta duración, estos salen espontáneamente del tímpano al cabo de 6 a 8 meses.
Si hay una recaída de la otitis serosa, los drenajes se vuelven a colocar y la elección del tipo de drenaje depende de la edad del niño, el espesor del líquido, el estado del tímpano y la elección de los padres después de ser informados.
Los drenajes tienen un rol paliativo y solo la evolución de la trompa de Eustaquio permitirá mejorar de manera duradera y definitiva la aireación del oído medio. Ningún examen todavía puede predecir la duración de la disfunción de la trompa de Eustaquio y solo el examen con microscopio de los tímpanos permite vigilar y esperar una mejora.
La alteración del oído medio por los drenajes permite esperar este momento y evitar complicaciones más graves: perforación de los tímpanos, (deformidad y hundimiento) y colesteatoma, tumor epidérmico (de piel) que se forma a menudo a partir de la retracción del tímpano llevando a una destrucción progresiva de los componentes del oído: huesecillos, huesos que protegen el nervio facial, meninges temporales y grandes vasos que pasan a través de la mastoides. Estas complicaciones a menudo requieren una cirugía que permite reconstruir los huesecillos, la caja timpánica y reforzar el tímpano.
La frecuencia de estas complicaciones se ha reducido significativamente desde el uso de drenajes y por los cuidados que permiten actuar directamente sobre las mucosas que abren la trompa de Eustaquio: reeducación ortofónica, curas termales, aerosoles, auto insuflación…
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